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viernes, 27 de febrero de 2015

Café sin azúcar para mentes obtusas

Dice el médico bonachón que olvide el azúcar, no es benéfico para mi organismo. Puedo ponerme triste pero ser triste es ya para mentes obtusas. La tristeza ha dejado de ser in para pasar a ser out. 

Deja vú pasado de moda.

Pregunta el médico de cachetes rojos que cómo le hice para que no me recetaran nada para...
-Yo no hice nada, los médicos tienden a distraerse con mis manos inquietas -dije mirándolo fijamente. Cohibido siguió escribiendo.

Doctores en pausa. 

Lanza una pregunta al aire:
-¿Por qué no te tomas las pastillas para...? ¿Porque no quieres o por qué?
-Porque no quiero.
-Perfecto
-¿Puedes caminar?
-No, ya aprendí a volar.

El médico atento apela a mi paciencia, llevamos tres horas esperando ser atendidos.
-Estamos cambiando médicos, protocolos y tal para otorgarles un mejor servicio.
-¿En serio doctor chonchito?

Galeno en turno para patear su trasero. ¿Quién te dijo que te quiero?

Cambiar estilo de vida. A estas alturas lo que quiero cambiar es mi guardarropa, el estilo para qué. 
Tengo que comer verduras, frutas, cereales, nueces, agua -me oxidaré- nada de comida chatarra. Nada de café, nada de pan ni galletas. Moriré con hambre como mi madre. ¿Mandarinas?
Vaca en modo parsimonioso. ¿Te crees infalible? Muuu.

Los accidentes ocurren y ni dios te libra de ellos.
Diosito por favor ayúdame a llegar. Prometo no negarte más. Olvida mi insensatez, toma en cuenta lo buena que soy. Si me ayudas prometo no volverte a maldecir, lo juro por esta.

-¿Por qué la gente es así quién sabe cómo?
-Porque la gente ataca a los audaces que se salen de la fila.
-A mi me gusta tu pelo rosa.
-También a mi.
-A mi no.

Que te inyecten cada mes. Esto te lo tomas por las noches, te sentirás bien. Esta es para aumentar tu... y serás muy feliz y...  -¿Neta? 
Esta te la untas en las escoriaciones, procura que el sol no te de de lleno. -¿Puedo hibernar? Para las hemorragias no te daré nada, eres experta en ellas así que...

Doctorcito mándeme a un lugar lejano del sol.

-¿Sirven tus alas?
-No sé, hace mucho no las uso.
-Hay que desempolvarlas.
-¿Y las tuyas?
-Las perdí.

Permuto días calurosos de cielos azul lastimoso y calores sofocantes por climas fríos y nebulosos, capaces de hacerme recordar dónde estaba hace treinta años.

-Doctor ¿las musas mueren?
-¿Te mataron?
-Si, otra vez.
-¿Y los poetas?

Te veo en seis meses.

-¿Ya nos vamos?
-Si
-¿A dónde?
-A la chingada, ahí no hay sol.

-Te invito un café.
-¿Con azúcar?
-La que quieras.
-Oye, ¿estoy jodida verdad?

-Estamos, si.
-Ya lo sabía.
-¿Te irás?
-No lo sé.














jueves, 26 de febrero de 2015

Él y yo que quisiera...

No lo conozco, no sé su nombre. Habita como yo el mundo oscuro del pp. Nunca nos hemos visto por tanto no sabe que respiro el mismo aire de la depresión que él.

Nada nos une salvo el hecho de ser parkinsonianos.
Él y yo desconocidos.

Me han hablado de él pero nunca lo he visto. Entiendo lo que sufre, por lo mismo será mi inspiración. Será quien aporte las ganas de llegar a la meta. Quiero que se de cuenta que se puede elegir morir sin luchar pero es más bonito dar la batalla al mal destino. Hay vida allá fuera. Que nadie nos llame cobardes. Que nuestro epitafio sean palabras salidas del alma y no del dolor por nuestra pérdida. Cuando uno muere salen a la luz todas nuestras virtudes. Los muertos no requieren palabras de aliento. Los vivos agradecen las flores.

Voy a correr por él,  será mi motivo.

¿Y después?

El después no existe.















miércoles, 25 de febrero de 2015

El diván de la marmota

Llevo varios días buscando un motivo lo suficientemente fuerte que me haga levantar del diván de marmota valemadrista y retomar el ejercicio olvidado en la apatía del día a día.
Digo Natalia -es una muy buena razón- esa niña logra todo de mi. Ha hecho que corra dos veces, ¡dos!, yo que grabado llevo en la mente a fuerza de repetirlo que no puedo hacerlo, ella lo logra con su hermosa sonrisa.
¿Cómo lo hace? npi. Cuando me doy cuenta estoy corriendo tomada de su manecita.

¿A quién quiero engañar? me da flojera subir a la caminadora y darle duro a llegar a ningún lugar.
Ya ni siquiera me preocupo por ir a dejar a La Bella a la escuela.
-¿Vas a ir a dejarme, abuela?
-Hoy no preciosa, mañana.
Así todos los días. ¿Cuánto tiempo de esto? npi. No llevo la cuenta, mejor me quedo a dormir. Echémosle la culpa a la depresión que como maga aparece en mi ser, pero oh oh, no estoy deprimida hoy.

Hace tiempo decir ejercicio era decir vida. Hace un tiempo hacer yoga, correr, bailar, lo que sea era vida. En este hoy rebelde es sacrificio y de eso estoy completa. No más. Ni siquiera por mi. Si por mi fuera hace mucho habría elegido quedarme tumbada en el sillón, moviendo mi dedo tirano para hacerme obedecer sin yo hacer nada más que ser reina del ocio.

Pienso en motivarme por Barry pero nah, ahorita me cae un poco gordo de tal manera que queda descartado.
Laura y Bruno son suficientes motivos pero toca dejarlos aparte -nunca de lado- por esta vez. Quiero dejarlos descansar incluso de ser la razón para hacer algo.

En este cielo medio nuboso se asoma una luz. El señor cartero virtual ha llegado muy tempano, dejando un aviso para la próxima carrera de pasos lentos. Eso sin menospreciar nada ni a nadie puede ser una buena razón para volver a poner en movimiento voluntario a estos pies míos. Y yo que ya quiero vender mi armatoste de pasos.

Correr no para demostrar nada sino porque toca salir de aquí y hacer algo diferente como el ir a terapia. Algo no cotidiano para volver a sentir que vivo.

Tal vez lo haga, tal vez no, lo pensaré, hoy toca enfrentarse a la gente y sus miradas. Voy acompañada de Natalia, Barry y Laura -¿quién más?- ella me ayudará un poco con la niña mientras los médicos hurgan en mis adentros para ver si sigo sana en ese sitio tan peculiar.

No quiero ir pero para qué me hago tonta si de todos modos debo estar ahí. 

Toca rebelarse -como es costumbre en mi- contra lo de hoy porque es lo único que me queda. Rebelarme contra todo lo que no quiera y con lo que si -hay que ponerle sazón a la vida- es lo único que me queda porque al final cual borrego, voy con la cabeza gacha rumbo al matadero.















martes, 24 de febrero de 2015

Casi muero




Cuando Bruno me dijo el domingo que había muerto Enrique Bunbury, los huevos se me subieron a la garganta. Mis ojos quisieron salirse de las cuencas, afortunadamente los lentes no los dejaron si no ahorita sería además de viuda, ciega.

¡Awww!

Sin poder tragar saliva, pregunté a mi hijo dónde vio la noticia pero antes de eso ya había corrido a twitter. para saber si era verdad. Entonces con la velocidad que mis dedos escriben le pregunté a Laura por whatsapp si era cierto que había muerto Enrique.

-¿Cuál Enrique?- preguntó
-¿Cómo cuál niña?- como si hubiera otro.
-No sé mamá, búscale en google- dijo muy quitada de la pena.

¡Maldición! ¡No puede ser diosito! ¿Por qué me haces esto? gritaba mientras quería azotar la cabeza contra la pared (nocierto, nomás es pa´ ambientar el relato).

Agonizaba a ritmo de Look back in anger. Como plañidera bien pagada gritaba a los cuatro vientos mi dolor de viuda circunspecta. Saltimbanqui de errores benditos. Llévame a mi por favor, porfa., ay hasta escribo doble.

Entré a la página de un periódico de circulación nacional. Ahí estaba la nota en primera plana: Enrique Bunbury murió de un paro cardíaco. ¡Noooo! Me he quedado viuda, tan joven y hermosa. Cruel destino que me arrancas de un tajo el amor puro y bendito que sólo él me pudo dar sin menoscabo a su amor por las demás. Amor de verdad.

A esas horas las lágrimas estaban a un tris de resbalar por mis mejillas. Juro que iba a llorar. Entonces se me prendió el foco. Fui al sitio oficial al que obvio estoy suscrita y no había ninguna noticia de su muerte. Busqué en otras páginas, en google y shalalá no encontré nada. Era una pútrida mentira a dios gracias. Pude respirar tranquila. Los huevos volvieron a su lugar. Bruno y Laura me ayudaron a investigar. No se murió, qué bueno.
Porque no se murió ¿verdad? ¿verdad? ¿verdad que no se murió? Yo si muero me caí si me dicen que si. No se burlen de mi amor.

A los que inventaron la noticia debería darles sarna en las ingles pa´que no jueguen con eso. Parece que no saben que no soportaré la muerte de quien me ha hecho feliz media vida. 

No les deseo ningún mal, -Compi me ha enseñado que debo ser linda- pero espero que les salgan piojos y liendres inmortales para que sufran forever and ever.

Amén.


(No vale reírse porque juro que sufrí hasta mañana neta).





















domingo, 22 de febrero de 2015

¿Y si...?

Un día cuando tenga suficiente valor en los cojones -dicen los del otro lado del charco- me trepo a cambiar las lámparas y a podar mis plantitas, y limpiar la parte alta de la cocina y sacudir las lámparas de las recámaras y salir con Natalia a ballet y subirme a la moto de Jano y ver a los ojos a los demás sin cohibirme y caminar sin importar que me tarde veinte minutos en recorrer un tramo que a otros les toma tres y sentarme con Barry a ver un partido de fútbol sin dormirme y dejar de tener lástima  por mi y hacer que los demás no me la tengan y hablarle por teléfono a José para escuchar su voz y quitarme estos tenis viejos porque la seguridad que me dan al caminar no la tienen ellos sino yo y dejar de escribir temas densos y dejar de buscar verdades entre los muertos y acondicionar mi casa como me gusta aunque a los demás no les agrade y dejar de molestar a Emilio para que ya no se enoje conmigo y cortarme el pelo como me gusta y ser desparpajada al hablar y aceptar la ayuda que mis hermanas me brindan y dejar que la señorita médica sepa de mis más oscuras perversiones y decir a Toro sin parecer lamebotas que me ha enseñado a decir lo que siento sin necesidad de quedar bien con nadie y decirle a ¨Pancita¨ que ya olvidé su nombre y pedir que vengan a bañar a los chihuahuas sin miedo a que me vayan a asaltar los señores que los duchan y decirle a Bruno que ayer no podía caminar porque es un oso fuerte y su brazo es muy duro y no se ha amoldado a mi como el de Barry y el de Laura y cuidar sin medir el tiempo a mi gatito porque está enfermo y sus ojitos piden compañía y terminar este post porque ya está muy largo y no hacer drama cada día en que no puedan acompañarme a terapia y estar convencida de lo que pido es sólo una poca de atención básica y  amarrar mi autoestima en el dedo anular junto al anillo de bodas que no tengo porque se fue al drenaje y...








sábado, 21 de febrero de 2015

Enséñame a bailar

Que alguien de este lado del monitor me pregunte si soy la MaLquEridA, me ha dejado estupefacta y patidifusa. 
Me conoce.
¿Es usted la MaLquEridA?
Escóndeme Flor entre tus silencios.

Pequeño es el mundo,
tú siempre has estado ahí.
Atajo al olvido.
Ya no estoy allá,
no estoy en ningún lado.
¿Quieres tocarme?

Y yo navegando en este océano de poetas mudos y soles pegándose a mi piel.
El conejo escondido en las faldas de la luna.
Éxtasis fulminante.
Palabras de los amorosos de fin de semana.
Quiéreme un poco más los viernes,
de los demás días habrá quien se encargue.

Gemidos de color dibujando  un cuento.
Realidades con doble personalidad. 
Caminito de domingo.
Vestido blanco, lentejuelas del mal paso.
Virgencita presurosa el novio se te va.

Tú que conoces mi historia no la cuentes en la sobremesa. Embeleso de fakir. Ese pelo negro trenzado por diestras manos maternales,
estoy segura que ella me quiso,
me lo dijo un día que con manos cansadas me hizo un vestido de arcoiris.
Acarrea agua ándale, hay que quitarte esos mocos y el lodo de la vergüenza hijita mía.

Apelo al derecho que yo misma me otorgo a defender a las putas y a los suicidas pero no a los borrachos.
Nunca nadie fue tan incomprendido.

Dame la mano mamá,
hay un monstruo debajo de mi cama.

Cementerios llenos de culpables. ¿Estás en el cielo? 
Los muertos piden clemencia. 
Madres de miradas rotas con las manos vacías. 
Parvadas de pájaros-hijos,
no huyan de aquí.

Te quiero pero no te lo digo,
si lo digo muero.

Mandarinas a granel
risas envueltas en gajitos del adiós
huesitos con miedo.

¿Pueden las flores ser mancilladas por el tufo de la ebriedad?
Ego te absolvo,
las veces que sean necesarias.

¿Estás ahí?
no me dejes sola.




















viernes, 20 de febrero de 2015

Abuelita Hombre Araña

Me gusta la velocidad que han tomado los días para volar y desaparecer sin darme cuenta. Las horas no hacen nido en estos tiempos. Nacen muriendo.

Hace unos días hablaba sobre la brillante idea que tuve para comprar las pastillas  para la caminadera. Pues nada, los días han pasado y las pastillas también. Se han acabado, ¡dios me acoja en su santo seno!

La buena noticia es que me quedó algo de dinero de la vez pasada, con otro poco que ponga Barry las podremos comprar, ¡alabado sea el Señor y su santo nombre!
La mala noticia es que tengo que ir por ellas. Por una sencilla razón que no sabría explicar, sólo yo -por esta vez- puedo comprarlas. 

Han pasado casi doce horas desde la última toma lo que quiere decir que... ¿A ver díganme qué quiere decir? ¿Alguien sabe? Levante la mano el que sepa. ¿Nadie? Bueno se los voy a repetir, pongan atención, no quiero parecer disco rayado. Quiere decir niños que no puedo caminar. 
Y eso qué, se preguntarán algunos. Fácil es. Si no puedo caminar ¿cómo diantres voy a ir por la medicina? Olvídense de sillas de ruedas, de andaderas y de otra maldita cosa. Cuando digo no puedo caminar es literal. No puedo hacerlo. Ni modo que me carguen, vaya espectáculo daríamos. Ni hablar de eso.  

La vez pasada Barry y yo fuimos a la farmacia casi a la media noche. Había poca gente, sin temor a miradas curiosas me moví como pez en el agua. Los parkinsonianos tenemos la facultad de movernos como peces en el agua, como hojas sin rumbo, como nubes gordas viajando en el infinito cielo azul sin que nada coarte nuestra movilidad. No señor. Si algo se nos puede alabar es que los parkinsonianos siempre estamos en movimiento. Y el que diga lo contrario es porque no sabe de lo que hablo.

Volviendo a lo que me ocupa, esta vez tendremos que ir a la farmacia en el día. ¡Awww! ¡gente! ¡gente! ¡horror!
Sin medicamento ya he dicho que me debo agarrar de las paredes y del brazo de Barry porque en estos casos extremos el bastón no sirve. Me gustaría tal como el Hombre Araña ir colgándome de las paredes. Disparar la telaraña de mis manecitas, ¡piuff! ¿Qué? Así suena cuando la telaraña sale de sus manos. ¿Nunca lo han oído? Blah, como se ve que ustedes tienen una vida.

Decía, disparo por aquí, ¡piuff!, disparo por alla ¡piuff! y listo, llegaba a que me atendieran. A las señoritas dependientas les daría el supiritaco viendo llegar colgada de techos y paredes a una abuelita de muy buen ver y mejor tocar. Si fuera de verdad Abuelita Hombre Araña, no me pondría los calzones arriba de la mallitas como lo hacen los superhéroes. Yo me pondría una faldita muy cuki. En fin, equis como dice Laura.

Después del susto, las señoritas dependientas acomdándose el chongo me atenderían muy monas. Y es que no sería para menos, ver llegar por los aires a una Abuelita Hombre Araña -como dice Natalia- es para morirse. 
En caso de que no murieran, yo creo que hasta me pedirían autógrafo. 
Titulares de los periódicos: Abuelita Hombre Araña de compras por las farmacias de descuento más baratas de la ciudad, ¡siii!

Poniendo de nuevo los pies en la tierra, tengo que idear la manera para trasladarme sin tanto lío.
Primero iré del brazo de Barry, después en el coche, después, ay ¿de dónde me agarro? No hay manera, la gente me va a ver cuando empiece a tantear que no tontear las paredes. Eso me vale madre, lo que pasa que si me ven menos puedo caminar. Los parkinsonianos tenemos la facultad de convertirnos en estatuas cuando alguien nos mira.

¡Ya sé!

Voy a hacer como cuando se me quedan viendo: les lanzo la mirada fulminadora de gente babosa y sanseacabó. ¡Voilá! como dicen los nice, prófugos del no ser lo que ven.

Resuelto el primer problema tengo que pensar en la forma de enterar a Barry que las cápsulas verdes hacedoras de sueños artificiales también se acabaron -razón por la que estoy despierta a esta hora- para que me las compre porque no me alcanza con lo que tengo. ¡Diosito ven a mi!

Tengo a mi favor que cuando no puedo caminar me veo desvalida, soy un perrito mojado, ángel de alas estropeadas. Sapo en lodo. Estando así muevo el corazón de Barry sin yo proponérmelo, que conste ante dios y el mundo. Lo que menos me gusta es mover a ternura, nomás con él porque así lo quiero. Lástima no. ¡Al carajo la lástima y sus cansinas palabras alentadoras!
Convertida en medio ser humano -digan lo que digan, hablen lo que hablen soy mitad humana, mitad robot- logro lo imposible. Acogiéndome bajo su brazo protector y mesando mi pelo dirá: ¿para qué estoy entonces aquí sino para ayudarte mi linda ?

Otro problema es cómo decirle que ya no tengo cápsulas. Y todavía me falta preguntarle si me puede llevar a terapia porque Laura va a trabajar. No quisiera ser Barry. No quiero ser yo sólo por hoy pero soy. Se va a querer morir.

Si me convirtiera en Abuelita Hombre Araña lo amarraría con mis hilitos de seda para que me escuchara sin aspavientos pero no hay manera. Supongo que hacerse cargo de dos niñas no es fácil. Ya pide esquina y yo no puedo hacer más. Ojalá tuviera -como el Hombre Araña- una tía May. 

¿Y si lloro? Nel, ya está muy choteado. ¿Y si me pongo seria? A ël no le gusto con el gesto adusto, entonces no, no es buena idea, puede ponerse de malas. ¡Y si...? No, eso es terreno acotado. ¿Y si le doy besos?
Virgen de las interrogantes haz que se me vuelva a prender el foco, ándale no seas así.

Lo que tengo claro es que el hilo siempre se rompe por lo más delgado y esta vez el más delgado es la terapia. 

¿Y si le digo otra vez a Bruno?

¡Dios, qué difícil ser yo!

Tengo media hora para llegar al calentador antes que Barry despierte sin tener la menor idea de lo que le espera en este bendito día.

Amén

¡Virgen de los esposos consecuentes Barry ya despertó!











miércoles, 18 de febrero de 2015

Granito de sal


(Post escrito para matar el tiempo anoche)
(Editado ahorititita porque si)

De vez en cuando me gusta ver para atrás para saber qué rumbo ha llevado mi vida mundana y disoluta. Nocierto, soy pura y virginal. Mi reputación me precede. Mis letras hablan por mi. ¿Alguien ya inventó esta frase?
Miro lo que era y en lo que me he convertido. Esta vez no culparé a Chuchito ni a Lucy de mi mala fortuna sino que aceptaré mansamente y por única ocasión ser la constructora de mis triunfos y derrotas y no el destino pérfido y desalmado al que culpo de la pinche suerte que me tocó vivir.
Para qué es más que la verdad. me hice a mi misma tomando lo que me convenía y lo que no. Hoy con la mente lúcida acepto lo que soy, que no me guste ya es otro cantar.





la MaLquEridA en ciernes


Hace mucho no entraba a fisgonear a facebook. Hoy entré y me encontré esta foto, mi primer avatar. En ese entonces tenía miedo de mostrar mi cara porque creía que me reconocerían. (Muero de risa). ¿Cómo podrían hacerlo si soy un grano de sal igualito a todos? ni siquiera tengo sabor diferente.

Ese día dije a mi hija ¨Tómame una foto para el blog¨ pero donde no se me vea nada, nadita de nada para que nadie sepa quién soy..(Sigo muriendo de risa).
Poniéndome la capucha le dije a Laura: ¨orale tómamela ya¨. Siendo la antítesis de la fotogenia, la placa salió a la primera. Me gustó mucho. Cuando nació la MaLquErida tenía esta cara. Mestiza digo yo. 
Alguien creyó que era una jovenzuela darketa de pensamientos suicidas. Sorprendido quedó cuando supo que era una señora medio silvestre, medio citadina. Medio tonta, medio linda que escribía así merito como ya no lo hago.  Era yo. Soy yo.

A la hora de escribir esto me miro detenidamente. Rasgos indígenas a flor de piel. Los labios gruesos cubriendo las dos filas de dientes de mazorca, grandes y macizos. Todavía los conservo ¡bien por mi! Mis dientes guardan un poco de dignidad de abuela. Si los pierdo muero. Muero de veritas lo juro. Soy tan extrema para todo que incluso y sin pensarlo podría morir de amor aunque haya jurado por diosito que de amor nadie se muere.
Tengo nariz ancha -asht tampoco me gusta- y los pómulos favoritos de Laura. 
Mis ojos -tengo dos- tristones no se ven, están muy escondiditos. El hoyuelo en la mejilla no se me nota. Mi risa franca salida sin problemas.

En ese entonces me gustaba editar y editar y editar mil veces mi perfil. Chorrocientas mil veces lo edité. ¡Ahhh qué bonita yo!

Escribía sarandajas como: Nací en un monte lejano rodeada de hongos y columpios. Empeñada en fastidiar al mundo y entretenida en descubrir mi vida perdida en manos del señor. No te confundas, ser buena no es ser santa. Las buenas tienen la opción de masturbarse sin el flagelo en sus espaldas y más absurdidades. 

Ya lueguito cambié de avatar mostrando la cara. Un día postee mi foto de payaso ¡mátame camión! ah no perdón, digo ¡trágame tierra! 
No conocía la vergüenza. Lo que pasa que en las pocas fotos que salgo bien, en todavía menos salgo sonriendo. Por eso me gustan. A lo mejor el subconsciente sabe que mi sonrisa es tan valiosa que la deja salir por dosis pequeñas para que no se agote.

Como sea, ayer que ya es hoy, entré por milésima vez a facebook pero esta vez no salí asombrada de que aún me queden amigos ahí sino porque encontré mi fotito sonriente de darketa suicida.

Bueno bai.










martes, 17 de febrero de 2015

Llover en martes

Gotas

Cayendo sobre el tejado de las escaleras, las gotas de lluvia me despiertan haciéndome ¨correr¨ hacía el patio trasero. Barry va conmigo a revisar a Calixto que no se moje. No ha terminado de amanecer.

Blogs

Buscando salvaguardar los escritos en uno de los blogs en los que participé hace algún tiempo, hallé algo. Nadie sabe qué tan chico es el mundo cuando se encuentra en un lugar inesperado a alguien de la vida real que no se pensó transitara el mismo sitio que uno. ¿Y por qué no?

Bastón

Ya casi no uso el bastón que perteneció a la abuela. Ella ayudó a todos sus hijos incluso a mi que no lo era. Siento que fueron ingratos todos con ella, también yo. Por eso he pedido a Barry que me compre otro bastón para no sentir que aún después de muerta la abuela me está sosteniendo.

Cuerpo

Gracias a la alergia que me ha atacado, tuve que mostrar mi cuerpo a Laura y a Barry. Pido perdón por ello. En estos momentos soy un elefante parado. Es la imagen que el espejo me devuelve. No es que me flagele pero mis ojos suelen ver la realidad que otros no. Soy un elefante parado, con la piel lastimada. Con moretones salidos de su madre sabe dónde. No me duele decirlo, es la verdad. Es increíble los estragos que la enfermedad y el sedentarismo han hecho a mi cuerpo pero insisto en decir que en el último tramo de mi vida voy a hacer lo que se me de la regalada gana y nadie absolutamente me va a prohibir nada por mi bien o no. Ya estoy grandecita. Neta parezco elefante parado, brrrrr.

Emilia

El domingo Emilia hizo algo por mi lo cual agradezco mucho. Hermana cuidadora de todos los que lo necesitan o no. Me pregunto si cuando enferme, uno solo de todos a los que se ha brindado va a ver por ella. 
Conozco a la gente y también la respuesta.


Más

Extraño la cercanía que estaba teniendo con Adriana, lástima que se tuvo que ir a hacer lo que le gusta. La perdí de nuevo. Ya no la veo. Pena penita pena. La vida es como es y no como queramos que sea.


Cuaderno

El lunes se me ocurrió escribir mis inquietudes en un cuaderno para que Barry las lea. Ya lo vio pero no lo ha leído. El ¨respeto tus cosas¨ ha hecho que ni siquiera lo hojee a pesar que le dije que es para él. No son poemas ni escritos cursis, son verdades no dichas. Verdades miedosas, temblorosas, certeras desde mi punto de vista. 
Quiero que sepa que hay cosas que no me atrevo a decir porque le tengo miedo. Si, le tengo miedo ¿y qué? ¿alguien va a decir algo? digo, para romperle la boca. No me asustan.
Todos tenemos un temor oculto, el mío es ese. Me pongo al descubierto. Un día cuando ya no le tema será porque habré muerto. 
Mi némesis con lentes para ver de cerca ¿o era de lejos?

Terapeuta

El que no recuerde nada de mi vida pasada es lo que me tiene en terapia. Si lo que descubrí anoche es lo que pienso, me ¨suicido yo solita¨ y con mi propia mano. No puede caber semejante aberración en mi cabeza. ¿Por qué todas recuerdan menos yo? Algo feo hay en ello. Lo sé, lo intuyo.

Dueño

Barry se ha convertido en el dueño de mis letras. Escribiré a mano mientras pueda. A él van dedicados mis pensamientos más íntimos (aunque me muestre ante todos, todavía tengo algo para compartir con él). Ya quiero que lea lo que le dedico. Dejaré que lo haga sin ninguna presión.

Culpable

Necesito hablar con alguien físicamente. Alguien que no se asuste de lo que oiga de mi y que tenga la suficiente madurez para comprender lo incomprensible.
Ah sicierto ya lo encontré, es la señorita médica.

Lección

Aprendí -vía Laura- que la casa de mis hijos no es mi casa. No tengo ningún derecho a llegar a querer componer algo que veo fuera de lugar. Mi casa es mi casa. La suya es la suya. Tan sencillo como eso. Entendido y anotado Laura.

Cita

Falta una cita con el médico de viejitas para terminar con las de este semestre. Ya no quiero saber nada de doctores ni medicinas ni de nada. 
¿Qué se siente estar sana? ¿Se ríe uno todos los días todo el día? ¿Se es feliz nomás porque sí? ¿Los sanos nunca sufren?

Vida real

Si pudiera y tuviera quien, le pediría viviera conmigo para menguar un poco esto que me sucede pero mi soledad es apabullante. Me hace falta ver a alguien a los ojos para decirle lo que no se puede decir. Nadie a la vista. La vida real es solitariamente sola.

Barry

Escribe para ti sin importar el que les guste o no a los demás me ha dicho Barry. Eso quisiera pero me abruma que estos días he hablado de pura enfermedad y me agobio -no tanto- por ello.
Es lo que hay.

Amigos

Lo bueno de tener amigos maduros es que saben qué decir y qué no cuando mis escritos lo ameritan. A veces solamente necesito gritar y mi forma de hacerlo es escribiendo. 
Decía mi muy querido bromista y bienamado amigo Pepe: Lo bueno de todo es que nada más estás loca de la cabeza porque si estuvieras loca del cuerpo imagínate.

Epílogo

Ya no quiero vivir en esta casa. Me quiero ir lejos. Quiero vivir cerca de Laura pero no para agobiarla sino porque el lugar donde reside es muy bonito.
Lo más que me puedo ir es a la inconsciencia de mis sueños de los cuales siempre despierto.

Voy a recobrar mis textos.

Digan click!


















sábado, 14 de febrero de 2015

¿Alguien la quiere alcanzar?

Cinderella Star hizo su primera aparición en mi vida hace como dos años si mal no recuerdo. Existía pero no estaba bautizada. 
La llamé así un viernes aburrido (A ella como a mi no le gustan los viernes), de ahí pa´l real hace apariciones esporádicas en este diario no oficial de la MaLquEridA.

Es curiosa la forma en que la recuerdo. Vestida con minifalda, botas cortas cafés, bolso cruzado, blusa ceñida al cuerpo adolescente, pelo negro rizado cayéndole a la espalda y parada a la orilla del camino. Ella es Cinderella Star, preparatoriana seria estudiosa, muy mona la niña. ¿Por qué siendo tan bonita nadie se enamoró de ella? sepa la bola eso no me lo había preguntado. Lo reflexionaré en el camino si Bruno y Laura me dejan. Hoy es un día feliz, ¿ ya les dije? No completo porque Barry no estará pero como dicen los lugares comunes: No hay felicidad completa.

Cuando preguntan cómo era -la verdad nunca nadie me ha preguntado, sólo es una forma de llenar espacios absurdos- les contesto siempre igual. No varía la respuesta. Cinderella Star se estacionó en el tiempo. No envejece, no sufre, no camina. No nada de nada. Es una imagen enquistada en mi mente de alguien que me gustaría muchísimo hubiera persistido en el tiempo. Dorian Gray región cuatro como decimos aquí a lo absurdo intentando ser auténtico.

Lo más cercano a esa imagen es la muchachita de saco azul. Esa mera, la de hasta arriba. Ella es Cinderella Star con el pelo corto. Desgraciadamente había madurado y esa madurez comenzó cortándose la melena con la que conquisto a Barry ¡ahhh! (suspiros de amor).

Era tan audaz, tan sin miedo, tan... ¿Por qué estoy hablando de ella si quería hablar de Bruno y de que se ha llegado el tiempo en que me acompañe por primera vez con la señorita médica? ¿Qué tiene que ver Bruno con mi personaje utópico? npi ya se me olvidó.

Divago.














jueves, 12 de febrero de 2015

El espejo

Iba muy contenta al hospital, ¡lalaralará! con mi bolsita de mano y mis tenisitos viejos. ¿Por qué te llevas esos tenis feos? ¡Porque quiero! ¿Y los nuevos? No me gustan. Pareces niña. Ni hablar mujer traís puñal, tú mandas.

Para llegar al hospital hay que atravesar la ciudad de punta a punta. No nos fue tan mal, dos horas de camino, tráfico del diablo, manifestantes por doquier, automovilistas locos. No perdimos los cabales. Barry un poco la compostura mientras yo miraba mi interior. Soy linda. Del regreso no hablamos. Tres horas de camino, cansados pero con actitud no nos amilanan. ¡No señor!

Llegamos al hospital. Miro a la gente. Me deprimo. Hoy toca ver tres mujeres con los ojos mal. La cabeza rapada en parte y una cicatriz grande en ella. Una me toca el brazo. Me estremezco. No me gusta que me toquen. Siento que me pasan su enfermedad. Perdóname dios. Sonrío forzada. La veo, me siento desmayar. Barry me abraza para darme valor. Demasiado tarde. Dios hace cada vez más chuecos los renglones. 
Hay un niñito de catorce años enfermo y sin embargo sonríe. Otros dos más igual de jóvenes. Marionetas a destiempo. Títeres sin hilos. Desguansados. Sin fuerzas para sostenerse tal como yo todas las mañanas. Tal como yo hoy que sin querer y con esas pocas fuerzas lastimé a La Bella. Soy un perro sin patas. Acúsome dios de haber perdido la paciencia. Fue sin querer lo juro por quien quieras.

¿A quién culpamos hoy de tales desatinos?

El neurólogo me pregunta cosas. Miro a Barry y le digo aí te hablan. Sonríe nervioso. ¡Trágame tierra! Contesto pero el médico no me escucha, mi voz es un susurro. Le miento la madre cuando me pone a hacer sus ejercicios absurdos. Ridícula me siento. Me acuerdo de algo que pasó en la mañana. Después de bañarme el espejo vouyerista vio mis pellejos. Me dio mucha pena mirar mi cuerpo ajado. La alergia insiste en no irse, las áreas rosas me horrorizan. ¿Quién me quiere así? Ni yo tengo el valor de verme. ¨Corro¨ a quitarlo de ahí. Espejo estúpido. Mirón sinvergüenza. Tengo ninguna posibilidad de competir con nadie. No estoy segura siquiera ya de conservar a Barry. Mi piel es un mapa sin fronteras. El pellejo está grande, le queda guango a mi cuerpo. Alguna vez fui bonita.

¿Cuál es el siguiente paso señora María? Me llamo Flor de María pero no me oye.

Barry me dice lo que tengo que hacer. El neurólogo me mira con ojos de vaca echada. Como usted María no me quiere hablar le voy a mostrar lo que tiene qué hacer. Por mi te puedes ir al diablo, balbuceo con mirada de quien le vale madre el asunto. 

Debe tener actitud señora María. María, María, Mariquita mía. Actitud, pinche palabrita mamona. Conservo mi sonrisa pero no es suficiente así que le voy a aumentar la dosis de antidepresivos. Hay algunos que necesitan estar más relajados. ¿Más? Voy a parecer idiota, con perdón. Bueno ¡Perfecto! 
Si usted se deprime el pp se adueña de su voluntad. ¿En serio? 

-Voy a pedir ayuda para ti- dice Barry. 

Salimos del hospital. Nati y Laura me abrazan. Barry me sostiene. La imagen de mi cuerpo maltrecho no se borra de mi mente. Los esposos no quieren a las esposas enfermas y si tienen el cuerpo descompuesto menos. Te estoy alejando de mi y tú ni te enteras.

Soy una flor vestida con pétalos de hule. ¿A quién le importa? A nadie, porque nadie sabe lo que verdaderamente me sucede. ¿En qué piensas? En las dos pastillas que voy a tomar para conservar mi sonrisa.

Ahora es demasiado tarde princesa, búscate otro perro que te ladre princesa... ¡cállate Sabina! No me quiero dormir. No me voy a dormir. Voy a espiar al espejo, quizá me devuelva a la Flor que se llevó quien sabe cuando.

Y no estoy triste, ni deprimida mucho menos desanimada. Todo es porque tocó cita en el hospital de los renglones torcidos. Es curioso. Cuando vamos al hospital, Barry dice que bloquea su cerebro para no impactarse. Yo al contrario me vuelvo más observadora por eso me duele la degradación de nuestros cuerpos y mentes. Nadie puede salir de ahí como si nada. El impacto visual es tremendo. Y ser parte de ello no se concibe. Es contradictorio lo que siento. Me siento bien pero tengo el corazón apachurrado. Vi a Sócrates y su banda de gatos filósofos. Amo a esos gatos. Viven en los patios del hospital. ¡Que valientes! Tan lindos, tan gris su pelo, tan observándonos. ¿Cuál nombre te gusta más? ¿Sócrates o Calixto? Obvio Sócrates, se oye muy nice. Calixto se oye del arrabal. Gato lisonjero, enamoradizo. Muy bien educado eso si. Calixto es el único que no me hace enojar. Cuando salgo al patio a cualquier hora corre a saludarme. Para la cola, me maúlla, se restriega en mis piernas. Es como si me saludara. Pone su sello en mi. Él es el amo. Se alegra de verme mi gato. Estoy tan lúcida como la loca de la esquina. Tengo actitud valemadrista por eso hago, digo y escribo lo que quiero. Esa es actitud y no payasadas. ;)

















Dices Tú, digo Yo

(Un invento para  Emilio pa´que sepa que lo quiero)

Dices días, digo madrugadas,
dices triste de morir, digo da igual.
Dices hola, digo buenas,
dices solitario, digo soledad.

Aprisiono las letras del ayer
ambicionando su muerte inmediata,
por nada me dices Yo te quiero,
en todo te digo Tú me matas.

Dices Tú, digo Yo,
dices mar, digo charco.
Dices iglesia, digo sueño,
dices 47 millones, digo uno.

Lee El Quijote insinuaste,
tedio ingrato me provoca
sin ánimo de ofender
su locura cuerda
fustiga mi alma rota.

Dices loco, digo igual,
dices pastas de thé, digo bolillo.
Dices Cantinflas, digo ¡horror!
dices beso, digo ¡Sí!

Amor en silencio
sin gritarlo a los vientos de febrero
para que nadie sepa amigo
cuanto te quiero.

Dices abismos, digo no me sueltes,
dices misa, digo cruz cruz.
Dices para siempre, digo eternidad caducada,
dices floración, digo ¿eh?

El Tú y Yo poco entendible
para gente normal,
rinconcito de nardos y azahar.
Amigos locos, raros, soslayando amaneceres,
Tú y Yo maquinando textos sin ánimo de lucro.

Dices decepción, digo no,
dices bares, digo nunca he ido.
Dices muerte, digo sí,
dices contigo, digo sin mí.

Amarro los silencios
pa´ que no sepas de mi,
Te extraño, poco-mucho-nada,
recuerdas
aquí estoy.

Dices Shakira, digo Enrique,
dices musa, digo ¿de todo el año?
Dices vino, digo tequila,
dices España, digo México,
dices ¿vale? digo ¡Va!

Escribe, escribe, escribe,
quiero inventar poemas,
esos no se inventan, se sienten,
ah.

Dices esquizofrenia, digo paranoia,
dices literatura, digo nel.
Dices como antes, digo no puedo,
dices Hasta mañana, digo bye.

Dices mi nombre,
yo...
no digo nada.























miércoles, 11 de febrero de 2015

En los próximos mil años

¡Pero claro!
¿Cómo no se me ocurrió antes?
La señorita médica no me dará de alta en los próximos mil años, mientras mi memoria no deseche los recuerdos dañinos.

Está cabrón.
¿Cómo voy a olvidar?
No me dañan, 
no me hacen sufrir,
no me hacen llorar
pero mientras no los deseche seguiré en terapia analizando el porqué soy como soy.

Tan fácil,
si mirara en el fondo de mis ojos encontraría todas las respuestas,
nomás que no le rasque mucho porque podría ver lo que nadie ha visto:
mi alma.














Fantasmita

Hay un hecho ocurrido la noche de perros que no debo dejar pasar desapercibido. No le encuentro explicación. Puede haber sido producto de la fiebre o de mi imaginación pero de que ocurrió no hay duda.

Como ya dije antes, bajé a media noche a tomar las pastillas. Me dirigí a la sala para revisar que todo estuviera bien, después me fui a la cocina. La mesa estaba limpia, sin nada encima. El cepillo de dientes de Barry estaba en el fregadero. Esa noche quitaron el agua y él para mayor comodidad se lavo los dientes abajo dejando el cepillo en el fregadero, razón por la que este estaba ahí. Lo que hice fue agarrar y ponerlo en la mesa.

Me serví un vaso de agua, me tragué las pastillas y dejé el vaso sobre la mesa. No había  nada más.. Después subí a acostarme y bla bla bla.

Cuando en la mañana me levanté a preparar el desayuno de Laura, había en la mesa un vaso con restos de leche. El cepillo otra vez estaba en el fregadero. ¿Quién lo volvió a poner ahí si lo dejé en la mesa? npi.

Pregunté a Laura y a Barry si habían bajado pero no podía ser porque en la duermevela no escuché a nadie. Respondieron lo que ya sabía. Ninguno bajó.
Mi mente comenzó a trabajar de prisa. Repasé una y otra vez cada paso dado y no, el vaso y el cepillo no estaban en la mesa. Lo juro, como que me llamo Flor de María.
De súbito algo llegó a mi cabeza de chorlito. ¡era 9 de febrero! ¡el cumpleaños de mi madre! 

No soy muy afecta a creer en fantasmas -Mi madre tiene la mitad de mi vida muerta- ni en hechos sobrenaturales. Cuando ocurre algo extraño le busco una explicación para no asustarme. Incluso me reto a mi misma para que se me quite el miedo. Busco las causas o sigo como si nada hubiera pasado.

Esta vez relacionar los hechos con el cumpleaños de mi madre no me deja pensar en otra cosa.

No prendo veladoras porque teniendo a una niña, los chihuahuas, al gato y encima en mis circunstancias es un peligro latente tener una encendida. Temo al fuego más que a nada en el mundo. Ya tuve un accidente y no quiero repetirlo.

Mi madre y yo nunca fuimos muy cercanas. Envidio a mis hermanas porque tuvieron la suerte de haberla disfrutado un poco más que yo. Incluso tienen la fortuna de soñar con ella, por eso no pienso que haya sido la que me dejó esos ¨avisos¨ de su presencia.
Si me pongo a pensar fríamente me preocupo porque no hay respuesta, prefiero creer que mi mamá fue la que estuvo aquí y vino a cuidarme de la enfermedad como lo hizo toda su vida. No encuentro otra explicación. A mi madre le debí doler y por eso vino a verme. 

Hoy mi escepticismo se hace a un lado.

















martes, 10 de febrero de 2015

Des-intoxicada a renglón seguido

La verdadera razón por la que pasé una noche de perros es simple, para los que tienen un enfermo crónico es muy complicada. La falta de dinero para adquirir medicamento nos resta años de vida por la preocupación. No hay para comprar pastillas eyaculadoras de salud mentirosa. Un enfermo crónico es una deuda eterna sin visos de algún día poder saldarla. A menos que llegue la muerte, claro. RIP. El domingo me quedaban tres tabletas que son las que me permiten caminar, ¿no? Las de la rigidez aguantaban todavía. Opté guardarlas todas para el lunes. Obligaba a suspender el domingo el medicamento. No importaba mucho, los domingos tengo muchos brazos para apoyarme. Los domingos nadie cae ni se muere. Hay veces que el dinero no alcanza, lo veo, estoy consciente de ello, por lo mismo trato de alargar el consumo de pastillas. Eso no es bueno pero no interesa. Levante la mano a quién. A estas alturas de la vida me valen madre cada vez más algunas estúpidas razones para sobrevivir en este mundo insolente de solecito y cielos azules. Para algunos deprimidos -que no deprimentes- eso duele porque el cielo no entiende de estados de ánimo. Su alegría no es compatible conmigo en ocasiones. A lo que iba: El cuidador se truena los dedos pensando y viendo qué hacer para comprar la medicina. El enfermo inconsciente hace lo que yo. Se asoma al abismo de la abstinencia. Puedo con ello con tal de no ver a mi familia preocupada. Doy mi vida en trozos pequeños pa'que alcance. Eso traerá dolor y temblores descontrolados pero blah, ¿quién dijo miedo? Todo va más o menos bien. Sonrío, disfruto, desayuno, peleo, lloro, escribo, lloro, leo tu comentario, lloro inconsolable, me enojo, ya no lloro, vuelvo a discutir, disfruto el arroz con molito rojo, sonrío, soy feliz. ¡Viva la familia! Sigo con el problema. Dice alguien que el cuerpo con sus trastornos avisa que el alma está enferma. ¡Me lleva el diablo, estoy jodida! La alergia en la piel dice que estoy lejos de ser saludable. Otro carajito màs. Eres toda una caja de sorpresas dice Barry. No sanas de una cuando ya estás en otra. Lo que Barry no sabe es que mi cajita de sorpresas es copia exacta de la de Pandora. ¡Échate un trompo a la uña! Entonces ¡tarán! Cuando estoy de lleno preocupada se me ocurre la más grande idea de todos los tiempos: Comprar la medicina con el dinero de la despensa, ¡Siii! ¡Que buena idea! ¡Viva yo y mi instinto de supervivencia medicamentosa! Sigo, llega la maldita noche. Tomo la cápsula verde pero la falta de droga anti-sismos me prepara la peor pesadilla que comenté en el post de ayer que borré porque me dio vergüenza. Soy un fiasco. Pues ya está. Amaneció, me alisté pa' ir a la escuela de Nati pero no pude llegar. Mis pies no pudieron más. Haciendo un gran esfuerzo fui tras La Bella y Barry que habían partido sin mi, -no podían esperarme- solamente llegué a media calle. ¡Abuelita ven! Me puse a llorar. Lo bueno que casi no había gente. Lo malo que si. Me vio el señor güero y su hija que venden fruta. Todos los días me ven pasar garbosa y salerosa. Reina del bastón de doble historia ¡Mátame camión! como dice un amigo español malhumorado. Para ese entonces Barry venia de regreso ¡Dios de los pies torpes apiádate de mi! Al verlo me solté a llorar a moco tendido. Tomó mi mano, abrazándome dijo -No llores ya estoy aquí- y aí vamos de regreso. Tranquilita. Sentados en la sala le expliqué la maravillosa idea para comprar las pastillas. Me escuchaba atento pero a mi me costaba hilar las palabras. Con mucho esfuerzo logré mantener los ojos abiertos. El cansancio emocional y físico me aniquilaron. Poco recuerdo de lo dicho en esa comunión de abuelos interrumpida por el sueño absoluto. Barry me mandó a dormir tres veces. Yo lo mandé al carajo las mismas. ¡No y ya! Llegada la noche fuimos a la farmacia, alcanzó para la pomada de la alergia y nos sobró. No tenemos para la despensa -de hambre no moriremos, tengo un protector llamado Barry presto a llenar mi estómago de farol- pero puedo caminar. Como dice la atea de Laura ¡dios existe! Como dice Enrique: lo demás será siempre lo de menos. Como digo yo: Ufff salvada, me alejé por millonésima ocasión de la orilla del abismo. Y eso señores para mí es digno de contarse que no significa sea digno de leerse. Abur.

domingo, 8 de febrero de 2015

Hoy es buen día para escribir

Hoy es buen momento para escribir. Tengo claras las ideas. La neurona sobreviviente labora de forma normal.
He estado reflexionando sobre el hecho que me conflictúa. Aunque no lo quiera porque así lo veo tiendo a pensar en la forma de no ser un lastre para mi familia. Y no, no no no no me estoy haciendo la víctima. Me doy cuenta que le robo mucho tiempo a Laura en los días de terapia. Ella es casi casi mi mano derecha por tanto con la que paso más tiempo.
Siempre estamos en contacto. Me cuida, provee las medicinas, me escucha cuando lo necesito. Peleo, discuto, nos dejamos de hablar. Luego nos reconciliamos. Más que hija es una confidente. Sabe casi todo de mi, sé casi todo de ella. El casi nos lo guardamos como salvoconducto para el yo perfecto que como madre e hija deseamos ser pero como humanas no lo somos. Por eso no quiero que sea de las que dedican su vida a la madre enferma y cuando ésta muere se quedan solas. No quiero eso para ella.

Desde aquí le digo ¡suéltame Laura! voy a estar bien. Quizá los que dicen que sus papás o sea nosotros la enfermamos estén en lo cierto. Nuestra cercanía no la deja avanzar. No nos quejamos de lo que nos duele o deja de doler. ¿Cómo podríamos entonces nosotros tanto que la amamos, hacerle daño? Tal vez no entiendo la connotación de esa frase que se me quedó grabada en el primer instante.

Barry la ama más que a nada en el mundo. Yo la amo tanto que fui capaz de hacer un gran sacrificio anoche por ella. Ojalá todos fueran como esos.
Fuimos muy felices.

Sin embargo no encuentro la forma de que se desatienda un poco de mi. Que no piense tanto en nosotros tampoco.
¿Cómo puedo hacerlo? Me gusta estar con ella.

Desde que voy a terapia nos hemos acercado más. Tiene mi mismo carácter, chocamos mucho pero hemos aprendido a tolerarnos. Somos amigas para siempre come dice La Bella. Tú y yo abuela somos amigas para siempre.

Si me pongo a ver quién puede cuidar de mi para que Laura descanse, me quedan Bruno y Barry pero son hombres.
Dios sabe que me muerdo el puño para no pedir a Bruno que cuide un poco de mi. No sabría qué hacer conmigo.

Quizá pondría la televisión, veríamos los programas que le hacen tanto reír -Bruno es un niñote despreocupado- compraría comida chatarra y dejaría que el tiempo caminara sin prisa. Necesito a veces un poco más que eso y él no me lo puede dar.


Luego está el buen Mister Barry.

Sin él yo habría muerto. Sé de lo que hablo. A pesar de todos sus defectos es un buen hombre pero tengo que concientizarlo. Hacerle ver lo que viene -es innegable dejarlo de lado- y a lo que se va a enfrentar junto conmigo. Lo veo cansado, necesita distraerse aunque su distractor me ponga de nervios junto con la imaginación haciendo el resto.

¿Qué voy a hacer? Tengo que buscar que la enfermedad no interfiera en la vida de mis hijos. Quisiera que él no fuera el elegido pero si no es él sería otro. Barry es mi tabla de salvación y me aferro a él porque en el mar donde navego no hay nadie más. No hay un faro que me guíe. Y ni siquiera sé nadar.

Tal vez necesite cortarme el pelo y todo se vea diferente.













jueves, 5 de febrero de 2015

Ánimas que no amanezca

Confieso que... ah no, perdón ese post ya pasó.

Esto que me pasa no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Contando claro en el caso que lo tuviera. No tengo peores enemigos, ni siquiera tengo enemigos. Tengo diferencias de opinión nada más. Cualquier cosa.

Me sentí vulnerable como nunca antes.
Impotencia descabellada en medio de la calle.
Dame la mano,
¡No!

Llevé el silencio a su máxima expresión.
El mutismo como forma de violencia.
No lances maldiciones ¿eh?
no me digas lo que tengo que hacer.
¡Necia!
¡Palurdo! te gané.

Sentimiento de gusano pisoteado.
Perro callejero al acecho.
Más se perdió en la guerra.
¡Impío!
¿Así nos llevamos?

¿Entonces no me preocupo si se me caen las cosas de las manos?
No, son cosas nadamás, no pasa nada,
si pasa, me siento inútil.
Mensaje cifrado,
malhaya si no lo entiendes.


Y después,
no amanece,
te duermes, me duermo.

7.29 hora de entrar al hospital de los renglones torcidos.

En ayunas y sin poder caminar ¡oh arañas préstenme su pared!
camino al prostíbulo de los vampiros,
impacientes esperando libar sangre fresca.
¿Eh?
¿Cómo que no van a chupar mi sangrita?
¿Seguro seño que no?

Te equivocaste niña.
¡Oh oh!

Primer piso por el ascensor.
¿Le ayudo?
Nel, yo puedo gracias.
¡Torpe de mi!
El suelo abrió sus brazos para cacharme.
¡Te chupó el diablo!

Me da mucha risa ver como subes las escaleras con agilidad sorprendente.
El mundo debía estar hecho de escaleras,
caminarías sin problema.

La doctora habla chistoso ¿te fijaste?
Yo creo es como de Guatemala o Perú ¿no?
npi
Tiene nombre raro, Lesly Aminta
de apellido rimbombante,
o si no será de Chiapas o así.

Ya es tarde
si
tengo hambre,
pus tú que no comiste nada y encima no tomaste la pastilla.

¿Te fijaste cómo te miran?
blah ¿a quién le importa?
en el hospital de los renglones torcidos el uno ve al otro para saber quién está peor.
Mal de muchos...
Yo no estoy peor ni mejor
yo estoy nada.

Quesque tengo altos los anticuerpos manito
pero no tanto asegún la doñita.
Quién sabe que querrá decir eso
o qué tiene que ver con la tiroides,
como me estoy haciendo vieja se me están colgando los pellejos
si y el neurólogo piensa otra cosa.
Es papada,
yo más bien digo que es mam... scht, calla mujer, calla.

Oye mejor ya vámonos,
si al fin que todo salió bien
gracias a dios.
si, si tú lo dices.

Click.














martes, 3 de febrero de 2015

Canto lo salido del alma

Confieso que abuso del queísmo. (Me acuerdo de Chema cuando lo hago o sea todos los días). No tengo perdón pero como a nadie se lo pido pues me importa un sorbete, -no cierto- pero aún no lo supero. Soy mi propio juez, mi propio verdugo. Salvo mi cabeza a fuerza de leer y releer mil veces lo que escribí. Por eso me doy cuenta del qué que qué que qué.

Confieso que me gustaba más escribir cuando era depresiva. Tenía mucho por decir. Mis textos eran acompañados con imágenes, lágrimas de cocodrilo y música de violines. Ah que tiempos aquellos en que el llanto salido de mis dedos y tristezas hacían pasita -sin quererlo- el corazón de algunos y ¨algotras¨ también.

Confieso que he aprendido a vivir sin lágrimas, es muy divertido pero hay menos de qué hablar. Además como hablo mucho de La Bella no me gusta escribir de cosas feas cuando platico de ella.

Confieso que he vuelto a uno de los hobbies antiguos. Comprar perfumes se ha vuelto de nuevo obsesión. Por favor no se lo digan a mi psicóloga sino...

Confieso que entro a twitter para reírme de algunos y algunas. Es más interesante eso que escribir tonteras y encima que las lean. (Hablo por mi, allá cada quien lo que escriba).

Confieso que ya quiero sea semana santa para descansar de la rutina. Es muy bonito descansar después de descansar. Me gusta mucho sentir el cerebro vacío.

Confieso que me gusta escribas de lo que sea. Como amiga tuya me considero afortunada de leerte todos los días en las madrugadas.

Confieso que no me gusta me tomen tan en serio. No pasa nada. Ya lo aprendí, la vida es así.

Confieso que es la primera vez que no odié del todo al mes de enero, ya se acabó y no lancé maldiciones a diestra y siniestra en su nombre: Es la primera vez después de mucho tiempo en que me doy cuenta realmente que la vida siempre me ha sonreído. Ceguera conceptual diría yo o no, no sé ni lo que escribo cuando uso palabras raras. Pero eso merito explica mi inexplicabilidad ¿Existe esta palabra? sepa la bola.

Confieso que mi pasión actual es dormir. Dormir dormir dormir que cantan los gallos de San Peluquín.

Confieso que es peligroso tener dinero en mis manos porque me lo acabo en tiempo record comprando lo que a veces ni necesito. Ese poder que me da me hace sentir bien. Lo mejor de todo es que no es muy frecuente porque soy pobre por elección (nocierto). Pero es cierto que ya no ansío tener dinero más que para mis medicinas -y para mis perfumes jaja- blah.

Confieso que amo la lluvia y los días fríos y grises. Es el único gris que tolero. Ah no, también el de mis blusas.

Confieso que me gusta ver un programa que a nadie agrada por eso lo veo cuando no hay nadie. No es pornográfico ni educativo ni informativo. No digo cual es porque me avergüenza. Incluso La Bella le cambia de canal porque la aturde. Le aplaudo por ello.

Confieso que  sigo sin entender a ciertos seres humanos comportándose como si no lo fueran. El diablo cargue ¡pero ya! con ellos.

Confieso que mi independencia sigue con viento a favor.

Confieso que no me gusta escribir mis risas -jaja- pero un amigo me enseñó a hacerlo para quitarle solemnidad a los comentarios.

Confieso que la última tristeza ocurrió hace ya casi un año. ¡Maldición para qué me acordé! tan bien que iba con mis confesiones frívolas y sin sentido. Llenadora de espacios lúgubres de cierto amorosos.

Confieso que me gusta Benicio del Toro. No me juzguen, me gustan los feos. Enrique es el único guapo que me gusta. Ah no, también Barry es guapo. Ah mi amigo, aunque él dice que lo es pero no puedo constatarlo porque no lo conozco pero si lo dice, le creo.

Confieso que no sé cómo terminar esta lista de confesiones confesables, sin daño a terceros. Son confesiones que no ocupan mucho espacio en la memoria ni atrofian el cerebro. No me echen la culpa si desvarían después de leerme. Allá ustedes si llegaron hasta aquí.

Y ya, punto final. Me voy a disfrutan el frío de la madrugada y el aroma a tierra mojada que dejó la lluvia de hace rato.

Abur.





















lunes, 2 de febrero de 2015

¡Blah, que chiste!

(Capítulo 3)

Entonces ya sin mariposas en el estómago, salí de mi casa cuando estaba todavía oscuro. Calle solitaria. Luna por allá lejos. Taxi con vidrios polarizados dando vuelta en la esquina. Yo caminando con paso firme, ¿paso firme yo? jajaja permítanme reír. 
Como sea, igual da. La aventura me espera, ¡a por ella! como dicen ya saben quien.

Mitad de la calle. Sonido de celular. Unas cuantas palabras. Regreso a casita a menos de cinco minutos de haber salido.
Los hilos del destino, los ángeles protectores, las plegarias de los que si, los deseos de los que no, las palabras del poeta, los ruegos de los de allá y mi suerte de niña linda junto con el dios de cabecera dijeron que no. Hoy no será.
Nena regresa a casa que vamos en camino por ti. No te preocupes estarás a tiempo en la cita con la señorita médica.

-¿Qué? 

Y así fue como mi aventura de viajar sola por casi una hora, murió sin comenzar. Ni siquiera dio tiempo se sentir temor o sentirme insegura. Ni siquiera me dio tiempo a pensar nada. Ni siquiera me dio tiempo de temblar de nervios. 

¡Que chiste! Mis aventuras son tan sin embargo como las telenovelas.

Como quiera que sea, -fuera de broma- no dejaré en lo que me resta de vida de agradecer que siempre hay alguien que se preocupa por mi y me facilitan la vida. 
Que me queje de todo y por nada es otra cosa. Dña Quejumbres tiene el VoBo de quien todo lo sabe de ser como ella lo quiera. 
Y como dice alguien por ahí: Te lo mereces porque algo habrás hecho para que te quieran tanto.

Si.

Toca ahora pensar en cómo ponerle el cascabel al gato

Fin.




Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Los Inmortales

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.